viernes, 21 de agosto de 2015

Somos seres sociales.


Y es irónico cómo pasa el tiempo y nos atropella, porque hay veces que aunque queramos, no caminamos de su mano, sino que nos lleva con él, a su gusto, a su antojo. Nos maneja, como a esa Barbie que utilizabas de pequeña para jugar a ser tú y la cual no tenía ni voz ni voto, pero tampoco culpa. Y aquí estamos, girando alrededor de miles de situaciones que en muchas ocasiones se nos escapan de las manos, porque nos quedan grandes.  Pero es ahí dónde nos damos cuenta de que el ser humano es un ser social y por ello no sabe caminar solo. Así que supongo que la gracia reside en escoger a las personas adecuadas para dejar que ésta nos pise, porque siempre nos quedará la frase de “dos no…si uno no quiere”, un roto para un descosido aunque sea grande, una amiga a la que llamar cuando ni esto es la respuesta y una cara oculta por cada moneda que cae en cruz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario