martes, 23 de diciembre de 2014

5 minutos más para la cuenta atrás.

A tan solo 9 días de que termine el año, uno inevitablemente se para a pensar. Ésta época nos saca nuestro lado más melancólico ya que al final de algo siempre nos encontramos con una actitud más valiente. Uno se detiene frente al árbol un año más y analiza el transcurso de éste, y se jura a si mismo que el siguiente será diferente, que "Éste si que sí". Se promete que por fin le dirá a ese chico/a que es el amor de su vida desde que tiene uso de razón, por fin se sentará en su sitio de siempre al lado de su mismo compañero con la intención de que por sus narices esta vez lo aprueba todo, y se promete ir todos los días con una sonrisa al trabajo, incluso los lunes. Cuando damos por terminado algo nos paramos a pensar en todo aquello que haríamos de tener ahora la oportunidad de volver atrás, aunque como ya está mas que demostrado volveríamos a actuar igual. 
Yo este año me quedo con los 6 primeros meses y sinceramente el resto se lo doy a quien se le haya quedado corto. Si tuviera que hacer un repaso por él diría que ha sido con diferencia el que más cosas me ha enseñado, aunque la vida tenga por costumbre enseñar a base de hostias. Me he dado cuenta de que hay personas que llegan a ti sin mayor explicación y lo hacen para convertirse en esa excepción que confirma la regla; que las bibliotecas a las 7 de la mañana un domingo pueden ser casi tan divertidas como a las 3 de la mañana un sábado; que los viernes de chupitos y amigas pueden acabar de cualquiera de las maneras pero que nunca terminarán peor de lo que empieza el día; que quien ríe el último no necesariamente ríe mejor y que no hay que fiarse tanto de la gente, ya que nacemos solos y así nos vamos. Este año me ha enseñado que el hombre de tu vida no tiene que ser necesariamente el de tus sueños y que los sueños pueden cumplirse con los cojones necesarios. Que no es oro todo lo que reluce y que no todo lo difícil merece la pena, que a veces es mejor dejarse llevar  y que las cosas vengan por si solas aunque nadie recibe más que el que sale a buscarlo. Me ha enseñado que lo que los guapos son tontos es solo un tópico y que hay días tontos y cómo no, tontos todos los días.
A escasos días de poner punto y final a un año más nos encontramos en una momento de reflexión, nos preparamos para el cambio. Nos prometemos a nosotros mismos que esta vez será diferente y damos por hecho que eso conlleva que será mejor. 
Desde mi humilde opinión os diré que no os limitéis a contar los años en días, que lo hagáis en momentos, que no recordéis este año como el 2014, sino como el primera año de vacaciones con los amigos, como el de vuestro primer amor o como ese año en el que jurasteis no volver a enamoraros. Hacerlo como el de la gilipolloez o alegría mas grande de vuestra vida, o al menos dentro lo ya vivido. Lo que quiero decir, y con esto me despido, es que no hay mal que dure cien años o que por bien no venga. Disfrutar al máximo y no hagáis que el tiempo sume, sino que los días cuenten.





Felices fiestas a todos.

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